martes, 2 de noviembre de 2010

12 de abril

Todas las cosas comienzan en algún momento, está en particular me tomo completamente por sorpresa, desacomodado, distraído, como si estuviera mirando el cielo y alguien decidiera patearme en las canillas. Baje la mirada y el puntapié termino siendo un gran sorpresa, agradable, intensa, inesperada e infinitamente sabrosa.
Con el tiempo se convirtió en muchas cosas más, me convirtió a mi mismo en algo mas, mas grande, más vivo, más intenso, más terrenal, mas estático en algún punto e infinitamente más flexible en otro. Me elevó como si fuera una ventisca circular que giro sobre mi cuerpo y me lanzo al aire, jugando conmigo como el viento lo hace con una bolsa de papel, manotee en el aire tantas veces que fue inútil, cada tanto vuelvo a hacerlo, pero en realidad se que lo único que puedo hacer es dejarme llevar…

… al cielo o al infierno, no importa, lo lindo es el viaje.

Un enorme devilidad y una igualmente grande falta de coraje

Es muy triste hacerse el pobrecito, ubicarse en el lugar de víctima para ganar una discución o verse favorecido en un intercambio de opiniones.
Es común a todos nosotros, de todas maneras, hacerlo de vez en cuando, inoportunamente a veces, continuamente otras tantas. Trato de evitarlo no siempre puedo.
Me condeno al patetismo por hacerlo y desprecio a quienes me imiten o me antecedan, ambas dos son y han sido posibles.