viernes, 17 de septiembre de 2010

Coritiba Brasil – a modo de disculpas, para el doctor.

El avión se atrasa y me obliga a pasar 24 horas mas en territorio enemigo. Camino por las calles de Coritiba e intento encontrarles algún encanto, pero como toda ciudad sobrepoblada no lo posee. Insisto y me alejo a una zona de cierto tono bohemio nocturno, que podría ser evocada por el cancionero burdo español. Al pie de un canal que deja surcar lentamente un rio un lugareño me hace seña con una botella de alguna bebida y sin nada mejor que hacer me acerco al muchacho, humilde, de color, brasuca. Hola balbuceo, Argentino exclama y me abraza alegre. El compañero me sabe dirigir de bar en bar presentándome conocidos adoptándome bajo su ala noctambula y errante, lo descubro poeta, amante y demasiado joven para tener el corazón roto. En uno de tantos bodegones que sabe hacerme atravesar, en una pared despintada como ninguna otra, encima de una mesa que han sabido usar las prostitutas para atraer clientes a la bebida; encuentro su firma y encima las siguiente palabras.

Deja de creer tus propias mentiras.
No todo fue así como tú lo decís,
también hubo un tiempo…
…que fuimos felices.

Atorrante en el amor…
… esa fama no me enorgullece.
Le cuesta a un plebeyo como yo
ser el héroe en cuentos de princesa.

El Brasil melancólico y sensible, de Capuletos y Montescos que se vuelven patrones y desposeídos. De sensibles artistas callejeros, de princesas de colegios privados. Barrios llenos de miseria y lujuria, de azoteas de empresarios y helicópteros que se posan sobre ellas, tal libélulas avezadas.
Me vuelvo a enamorar de la idea de Rio de Janeiro que antes supo defraudarme.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

O melhor do mundo

En Brazil la gente habla Portugues y grita en vez de hablar, son ruidosos, extrovertidos y su soberbia, aunque parezca una idiosincrasia sin precedentes, si es mayor a la de los porteños. Nuestros extremadamente alegres vecinos han tenido una mejoría económica que los convertirá inevitablemente en gordos comedores de hamburguesas, se pasearan por el resto del mundo, regodeándose en el, como si les perteneciera y serán secretamente odiados tal hoy sucede con los estadounidenses. Estos sin embargo más desinhibidos y menos pacatos que sus antecesores del norte me resultan más agradables, sin embargo verlos pasearse por las playas en zunga es un pecado que jamás les podre perdonar.
Vuelvo como el tango, se acaban las vacaciones y las ganas de andar sin rumbo. Extraño las librerías de calle Corrientes y escuchar a la gente silbando por las veredas.

sábado, 11 de septiembre de 2010

De esta y otra de mis vidas

Ayer llegue al parque nacional Canaiama, lugar de ensueños que desde pequeño dibujaba en incontables láminas, soñaba con descubrir su indescriptible imagen en medio de una densa y peligrosa selva. Esa noche acampe solitario y taciturno no hable con nadie, me acerque a una fogata y dormí a su lado negado a la limitada comodidad de mi tienda. A la mañana siguiente evite tomar la excursión como había planificado y emprendí un camino a travez de lo que resta de la selva en dirección desconocida, utilice un machete que nunca supe como obtuve para abrirme paso. Camine agotado llevando mis fuerzas físicas al límite y preocupado pensé en el Capitán de Berrio y encontré fuerzas en saberlo enfermo y aun así nuestro indiscutible e incansable líder. Avanzamos así durante toda la mañana el agua ya inexistente se hacía mas y mas necesaria, pasado el medio día alcanzamos un claro y nos arrojamos al piso tan exhaustos, que cualquiera hubiera dudado de que nuestros corazones latiesen todavía. El Capitan Fernando de Berrìo y Oruña, el único hombre todavía en pie levanta la vista al cielo, se quita su enorme sombrero y sonríe. El resto de los hombre siguen la dirección de su mirada y se ponen de pie, luchan con el sol que intenta negarles la visión de una belleza jamás contemplada por los hombres del viejo mundo, es un ángel dice de Berrìo con un marcado acento segoviano.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Santa Maria, San Miguel y Cuzco

En la esquina de -Qapaq Inqa- y -Gral. Arenales- de la ciudad de Cuzco me subo al colectivo de la línea 12. Me senté pasando el medio pero sin llegar al fondo, y un pueblerino ya me seguía con la mirada. Recorrimos varias cuadras o varias paradas, no lo sé. El hombre se me acerca.
- Usted está perdido.
- Si, puede ser, ¿Cómo sabe?
- Tiene esa mirada de la gente que mira como tratando de ubicarse.
Mientras me habla se sienta a mi lado y me incomodo, pero disimulo, por un segundo su tez oscura y su vestimenta humilde me llenan la mente de racismo y un prejuicio inusitado. Me enojo conmigo mismo, me aterrorizo de mi persona, me calmo y lanzo una sonrisa, espero convincente.
- Jejej puede ser, si. Tu…ehh perdón, ¿Su nombre?
- Juan Carlos, Allauca ¿Y el suyo?
- Heberto, Heberto Odriozola. Igual dígame Heber.
- ¿De dónde nos visita Heberto?
- De Argentina.
- ¿Y de qué lugar de Argentina nos visita?
- De Entre Ríos.
El tipo se me queda mirando entonces levanto mis brazos al aire y le indico, -si acá esta Buenos Aires, acá-; indico con mi otra mano encima, -está Entre Ríos-. Finalmente el hombre me sonríe así que entiendo que él me comprende.
- ¿Hay buena pesca en Entre Ríos?
- Y hay… como todo, en algunas zonas más en otras menos, pero si, si hay.
- De aquí son los mejores pescadores, pero nuestros ríos no son buenos tenemos que ir más al norte, donde los pescadores son malos. Jajaj,
Ríe dejándome ver su escasa pero alegre dentadura. Su rostro se convierte en un millón de arrugas risueñas y adorables. Entreveo muchas cosas, su vida, su esposa fallecida, sus hijos que lo visitan poco, el trabajo en la mina, el dolor nunca aceptado de haber tenido antepasados dioses y luego esclavos; todo eso veo en su rostro contraído y sus dientes ya casi inútiles. También veo alegría y mucha felicidad de vivir en una tierra hermosa y de saberse vivido y libre.
- ¿Para donde va este bondi? - El hombre me mira como si nada. ¿El colectivo, el bus para donde va?
Juan Carlos es el mismo, pero ya no me hablaba con respeto y curiosidad, ahora lo hace con autoridad y certeza. No me sorprende.
- No lo sé, pero no se preocupe porque vamos hacia el norte. Nada malo puede suceder si vamos hacia el Norte. Conocemos el sur y nada hay allí para nosotros.
- ¿Cómo que nada?
- Usted tiene cara de perdido… pero no como todos los demás que suelen andar perdidos. En el rostro de los que están perdidos siempre veo también miedo. Y usted no tiene miedo en su mirada.
- Quizás es la costumbre. En mi país todo se hace por costumbre. Todo lo que no debería ser pero es al menos.
- ¿Entonces usted está acostumbrado a andar perdido y por eso no tiene miedo?
Miro por la ventana y no veo nada que me sea ni remotamente familiar. Estoy en un bus que marcha en dirección norte sin saber bien a donde. Personas a mí alrededor no se parecen a la gente que me rodeo durante toda mi vida. Desdeñan del castellano, hablan un idioma suave y de acentos finales y otro que no se parece a nada que jamás haya escuchado, pero que entiendo también es mío, ambos hermosos.
- Si, supongo que sí.
Le digo mientras le sonrío.

Nota al margen:
El 10 de Julio de 1816 Las provincias unidas del sur se declaran libres. Desde la ciudad de Santa Maria de los Buenos Aires el congreso imprimió 3.000 ejemplares de la gloriosa acta de independencia. Mil copias estaban en Quechua y quinientas en Aymará. Solo la mitad de ellas estaban en castellano. Me pregunto quienes fueron los libertos y quienes los opresores aquel día.