viernes, 24 de junio de 2011

Volver a la soltería, es un desenfreno un reencuentro y un aprendizaje constante

Entonces conozco una chica muy bonita. Rubia, dulce, de caminar atractivo y una, admitámoslo, limitada capacidad de hilar ideas consecutivas en un pensamiento original.
La invito a salir un viernes, la paso a buscar por su casa, la llevo al cine, a tomar algo y la acompaño nuevamente a su casa. Como el hombre educado que soy pago por cada actividad, copa y medio de transporte bajo la excusa, de “si yo la invite, yo pago”.
La cita se repite con leves variantes, y esta vez vuelvo a pagar por todo. Una tercera vez sucede lo mismo. Y ya incomodo con esta situación comienzo a preguntarme.
Porque carajo estoy pagando?
Estoy pagando por su compañía? “Imposible yo soy infinitamente más interesante que ella y aunque así no lo fuera, ella admite pasarla bien conmigo”.
Pago porque ella no tiene la posibilidad? “Tampoco, si ella va a una facultad privada y tiene gustos mucho más refinados que yo”.
Entonces la respuesta salta sobre mi rostro, me increpa y me prepotea, sin previo aviso.
Estoy pagando por sexo! La reputisima madre, le estoy pagando por cogerla.

Punto y aparte

La relación se da en los términos normales de una relación casual. Me explico: El hombre se muestra interesado, ella no. El insiste, ella accede. Tienen sexo. El pierde el interés, ella no. Ella se muestra interesada, el no.

Llegado el punto final de los términos en que estas relaciones se dan ella, muy casualmente me llama por teléfono y me recrimina, mi inusitado desinterés, mi descarada manipulación de su cuerpo, y mi desalmada actitud hacia su persona y hacia la totalidad de la raza humana. Yo mucho menos dramático, pero si mucho más sagazmente le respondo:
“Si a vos te gusta ponerte en el rol de objeto del deseo y no en el lugar de un igual en una relación de a dos, báncatela, tamo?”
“Que? No entiendo de que me estás hablando, reclama ella.” Claramente confundida.
“mira chiquita, yo te invite a salir muchas veces, todas esas veces vos no fuiste capas de siquiera amagar con pagar la mitad de una cuenta, un taxi o una entrada al cine. Vos sabes que yo laburo y la plata no me sobra. Y a vos no te falta. VOS mi chiquita te pusiste en esa posición machista derechosa musulmana te jodes. YO no pague ni por tu compañía, ni porque vos no podías, entiendo claramente que pague por sexo y sobre todo porque no me rompas las pelotas”
Y le corte.

Si soy zarpado en hijo de puta, pero créanme me las garcho y las despacho sin ningún tipo de culpa. Y la próxima vez que una mina se apure a pagar una entrada, un trago o un taxi sépanlo, sí señor. Es una chica Sosa.

2 comentarios:

  1. Esta narración es bastante buena,lástima que tratás a la mujer como un objeto,sea ficción o no, solo a los hombres les puede llegar a gustar. Tenés escritos realmentes buenos. Creo que la soltería suele pegar de distintas maneras..

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  2. Ven y criticame yo soy asi...
    ... yo soy asi pues polque si. (Residente)

    Igual que feo que desde el anonimato.

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