martes, 10 de abril de 2012

En el tiempo y el espacio

Miramos a los novios tomarse fotos con todo mundo y recibimos con cierto agrado el postre que dará por terminada la cena. La copa helada no brilla más que el plato principal. Pero una hoja de menta decora la montaña de crema helada. La tomo con mis dedos y la como, sin saber que una simple hoja verde podría transportarme tan, pero tan lejos.

Unos meses atrás, camino por la jungla hacia Machu Pichu, tomo una hoja que se me hace familiar y me la llevo a la boca, me satisface saber que es menta y pienso ¿Cómo es que se recoger esta hierba?

En Mentón, Costa azul, en las orillas del Mediterráneo, subiendo una loma pedregosa y el murmullo francés se deja oír a lo lejos. Alejandra me alcanza unas hojas y las mete en mi boca, es menta, me dice. Acompañada de una sonrisa, que todavia extraño. Y me lleva una vez más.

No soy mas que un gurí, en el patio de mi madre, ella prepara mate de té y limón a mi pedido, se acerca a sus plantas y recoge burrito de una sola rama arrancando todas las hojas al paso de su puño cerrado. Se agacha aún más y nuevamente las hojas verdes aparecen, las acerca a mi rostro y me deja olerlas. Lamentablemente vuelvo.

Todos en la mesa me miran, y se ríen de mi momentánea abstracción, yo también sonrió y les pregunto ¿A que no saben dónde estuve?

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